El mundo del arte y la cultura está de luto. Plácido “Pocho” Guimaraes, el icónico artista ecuatoguineano, ha fallecido a los 74 años en Málaga, España, dejando un vacío imposible de llenar. Su talento, su espíritu libre y su inconfundible estilo lo convirtieron en una figura respetada del panorama artístico.
Pocho no solo era un artista, era una fuerza creativa. Su pasión por el arte textil lo llevó a mezclar tradición y modernidad, usando telas africanas, periódicos viejos y hasta redes de pescadores para contar historias llenas de emoción y significado. Pero su arte iba más allá de los materiales: cada pieza era un pedazo de su vida, de su historia, de su lucha.
Bohemio, rebelde y apasionado, Pocho vivió el arte en todas sus formas. Se dejó llevar por la danza, el teatro y el cine, explorando su creatividad sin límites. Su vida estuvo marcada por la aventura: desde Kiev hasta Valencia, pasando por Madrid y Malabo, siempre en busca de nuevas experiencias y formas de expresión.
Los últimos años los pasó reconectando con sus raíces en Guinea Ecuatorial, sumergiéndose en las tradiciones y ceremonias de su pueblo, lo que le dio a su obra una profundidad aún mayor. Su legado no solo queda en sus exposiciones por Europa y África, sino también en la huella imborrable que dejó en quienes tuvieron el placer de conocerlo y admirarlo.
Hoy, el arte llora su partida, pero su esencia vivirá por siempre en cada obra que creó. ¡Hasta siempre, Pocho!